10:30 p.m. del mismo día de la presentación de las candidaturas, suena mi celular:
• Aló
• Monita, como se te ocurre postular al Congreso y sacar la lengua en televisión nacional?
• Si papá, tienes razón disculpa (era eso o explicarle que no sabía que me estaban filmando, cosa que tampoco es una disculpa para sacarle la lengua al país).
• Bueno por lo demás muy bien malita, un beso.
• Gracias papá, otro beso, te quiero mucho (eso no recuerdo si se lo dije pero sin embargo siempre lo pienso).
Ya estaba hecho y, por lo menos, de los candidatos que habían sido presentados, yo había corrido con gran suerte. Primero, porque me habían puesto adelante durante la presentación - lo que me permitía estar expuesta a las cámaras - y, segundo, porque mal que bien, había sido materia de una notita periodística. Si bien salía sacando la lengua, mismo Kiss, por lo menos notaban mi existencia en la lista.
Sin duda, había sido un día muy importante en mi vida. Significaba el inicio de la consagración de una meta que me había fijado. Durante muchos años de mi no tan larga vida, había tenido claro que quería postular al Congreso.
Creo firmemente que si la labor de parlamentario se hace con seriedad y con convicción social, puede ser un gran trabajo. El haber conseguido que se me tomara en cuenta para postular al Congreso - y dentro de una lista que contaba con grandes posibilidades - era, por decir lo menos, un gran logro para mí.
Esa noche me fui a dormir con una enorme sonrisa y con mil planes en la cabeza respecto a mi campaña. Por dónde comenzaría. Cómo llegaría a explicarles a los ciudadanos de las distintas zonas de la capital mis propuestas de titulación, reforma universitaria y equidad de género laboral.
Sabía que tenía un trabajo inmenso por delante, pero confiaba en mi capacidad, en mi energía y en mi juventud. Pensaba, hasta ese momento, que si bien era un reto muy difícil, nada me haría decaer en este sueño hermoso e idealista de formar parte de ese privilegiado grupo de personas que trabajan por un Perú mejor. Con una enorme sonrisa por lo conseguido, me quedé dormida soñando en lo que se venía.
Al día siguiente recibí muchos correos y llamadas de gente que me había visto en la tele y que me felicitaba por mi postulación. Me deseaban mucha suerte y, por supuesto, el consabido yo voy a votar por ti. La repuesta siempre la misma: “gracias, pero sabes con qué número postulo”
Empecé a planificar la estrategia de campaña, reunida con mi equipo: “hay que hacer esto y lo otro y aquello”. Y fue entonces cuando “zas”, me di cuenta de la realidad. Para hacer todo eso que tienes en la cabeza, tienes que tener un bolsillo muy grande y lleno de dinero. Sencillamente, no era el caso nuestro.
Pero como el idealismo todo lo puede y supera obstáculos, decidimos; “vamos a empezar con lo que tenemos”. Frase clásica de un idealista recontra positivo y súper pilas, pero con poca capacidad de enfrentar la realidad.
Continuará….
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ResponderEliminarLamento mucho que no hayas entrado al congreso, personas como tú son las que necesita nuestro país. Sigue adelante, nunca desmayes.
ResponderEliminarDios te bendiga :)
Muy agradable forma de escribir,saludos, ademas con respecto a tu ingreso al congreso, ya sera para la proxima, mucha gente talentosa no a entrado, en fin, de todas maneras mucha gente te aprecia y eso tiene un valor especial.
ResponderEliminarsuerte para otra vez.
Estoy seguro que mas de uno (a) se sentiriía respaldado con tu asesoría. Talentos como tú no se encuentran por periódico. No decines en tus aspiraciones Maali.
ResponderEliminarsaludos
Arturo Basualdo H.
esperemos tengas paciencia y postules nuevamente...
ResponderEliminarEres joven ,tienes un buen panorama x delante y pues si te aplicas más de lo q ahora el 2016 serás un excelente candidata al congreso y por que no ,a la presidencia jeje.
ResponderEliminarbuen punto en cuanto ala musica
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